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Lembranças escritas

Breve Historia de Admiración y Agradecimiento

Por Diego Schapira

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He recibido la hermosa invitación a participar en el merecido homenaje a Lia Rejane Mendes Barcellos. Espero estar a la altura de tal solicitud, y poder dar cuenta de mi sentir por alguien a quien considero una maestra, una compañera, y una amiga.  Deseo comenzar estas palabras felicitando a la AMT-RJ por esta feliz iniciativa, porque el reconocimiento del camino recorrido por nuestros pioneros, y la preservación de la historia nos permiten aspirar a un futuro con más aciertos.

Comenzando por la dimensión de “maestra”, creo que la trayectoria académica de “Rejane” ha marcado el camino de la musicoterapia no solo en Brasil, sino en toda América latina. Ella es parte de la historia, pero también es el presente y el futuro de la musicoterapia. Personalmente, me gusta presentarla en las universidades en las que doy clases como una de las teóricas más importantes de nuestra Región. Disfrutamos de sus textos, aprendemos de sus teorías. Desde la primera vez que asistí a su ponencia en el congreso Mundial de Musicoterapia en Rio, en el ’90 hablando de la “movimentación” en la musicoterapia, luego con sus “cuadernos de musicoterapia”, sus libros y las innumerables presentaciones que ha realizado, siempre me ha incitado y me ha invitado permanentemente a pensar, a reflexionar, para ser mejor musicoterapeuta. Su dimensión teórica ha logrado algo muy inusual. El ser reconocida por la valía de sus postulados en países de lenguas no latinas, habitualmente poco permeables a las teorizaciones de los países económicamente menos desarrollados.

Como colega y compañera, llevamos una trayectoria de casi treinta años. Nos conocimos en 1989, cuando viajé como representante de AMuRA (Asociación de Musicoterapeutas de la República Argentina) a Rio para ver como podríamos los argentinos concurrir al congreso mundial. Para mi sorpresa, me encontré con todo el comité organizador en la sede del Conservatorio. Cuatro colegas: la increíble Cecilia Conde, Marco Antonio Carvalho Santos, Ronaldo Milleco y Lia Rejane. Desde ese momento comenzó una excelente relación que fue creciendo con los años. Pocos meses después de conocernos, durante el Congreso Mundial de Musicoterapia fundamos junto con ella, Cecilia Conde y Teresa Fernández (de Cuba) el Secretariado Latinoamericano de Musicoterapia, que luego cambió su nombre a Comité Latinoamericano de Musicoterapia (CLAM). Luego, en el ’93, fuimos propuestos por el CLAM y elegidos ambos como los primeros latinos miembros del Consejo Directivo de la Federación Mundial del Musicoterapia (WFMT). Desde entonces, la vida me ha regalado mágicos momentos compartidos con Rejane. En muchísimos congresos y simposios nos ha tocado compartir mesas. Solo a modo de ejemplos puedo citar el congreso del CLAM de 2004, en Montevideo, donde tuve el honor de participar en la misma mesa con ella y Clive Robbins, o el curso que coordinamos juntos en la ciudad de Lima, Perú y la mesa que compartimos en el 1º Congreso Peruano de Musicoterapia. Participamos luego juntos como editores en Voices, el prestigioso Foro Mundial de Musicoterapia, donde también participamos en el libro que publicaron en el 2002. Tuve la suerte de poder llevarla a Buenos Aires, para que nos deje sus enseñanzas, y muchísimas veces hemos vuelto a encontrarnos. En Rio, en Sao Paulo, Curitiba, Porto Alegre, Belo Horizonte, Goiania, Montevideo, Buenos Aires, Santiago de Chile, Lima, Bogotá, Washington, Hamburgo, Krems. Tres décadas trabajando, a veces en paralelo, muchas otras codo a codo, pero siempre pensando en cómo hacer mejor las cosas, cómo mejorar la situación de la musicoterapia y de los musicoterapeutas.

Pensar en Rejane, como compañera, es encontrarme con su imagen siempre irradiando gran energía, disfrutando de los aciertos, y remontando los sinsabores. Siempre con gran generosidad, brindando sus conocimientos sin guardarse nada. Siempre brindando un ejemplo de lo que significa la ética profesional impregnando sus actos cotidianamente.

Para referirme a ella como amiga, podría escribir un libro. La vida ha sido muy generosa conmigo, y uno de los regalos que me ha brindado es la amistad de Rejane. ¿cuántas historias hemos compartido? Muchísimas, sin ninguna duda. Basta decir que me conoció soltero, y ya cuento con dos matrimonios en mi haber, para que consideren cuanto hemos transitado. Hemos perdido gente amiga en el camino, y hemos conocido a otros que se nos fueron presentando. Nunca me ha faltado su palabra justa en los momentos amargos, y mil veces me he encontrado con su sonrisa franca, abierta y sincera cuando en la vida floreció la alegría. Podría contar mil historias de “la tía Rejane”, como la llaman mis hijas, pero sería redundante. Sólo quisiera poder transmitir la gratitud que siento por contar en mi vida con personas como ella. Porque Rejane es una de aquellas en quienes pienso cuando intento ser mejor ser humano, y procuro reflejarme en su imagen. Porque Rejane es de las personas que están siempre en mi memoria, o sea que siempre me acompañan. Y disfrutar de su compañía ha hecho y hace que la vida sea más linda todavía.

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